"La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentase a su propia alma" Carl Jung
Era una fotógrafa de renombre que se había hecho un hueco en el saturado contexto internacional de la fotografía gracias a una idea peculiar. Consistía en encontrar y fotografiar a gente sin relación familiar ni genética pero con un parecido físico extraordinario.
Gracias a cientos de contactos, y la difusión en prensa, había conseguido algunos casos realmente peculiares y resultados fotográficos fascinantes. Lo verdaderamente interesante era la relación entre aquellas personas fotografiadas. El encuentro era un momento de especial. Había risas, inquietud, sorpresa… en general había una amistad casi instantánea con expresiones verbales similares, sorprendentes gestos y oficios muchas veces parecidos.
Un caso concreto fue diferente. En el encuentro hubo miedo. La similitud era total, demasiado extraña y perturbadora para todos. El espejo era perfecto, hasta la voz era idéntica. El silencio tenso se percibía y el sonido similar de sus voces era demasiado vibrante, se solapaba. No se realizó la sesión de fotografía, ni siquiera se atrevieron a darse la mano. La misma realidad parecía percibir que algo no marchaba bien y el espacio entre los doppelgänger no era natural.
De forma privada, en contactos posteriores, estudiaron sus pasados. No había ningún antepasado común hasta donde alcanzaba el conocimiento familiar. Sus respuestas ante cuestiones aleatorias eran simplemente idénticas. A ojos de un observador externo sería imposible diferenciar a uno del otro, como un ser con dos reflejos. Resultaba demasiado perturbador y ni siquiera la fotógrafa pudo estar con ellos más que unos minutos. La inquietud y desazón interior se hacía demasiado incómoda y nadie parecía capaz de normalizar esta extraña doble presencia.
Más allá del circo de freaks, de rarezas vivientes, deformaciones y mutaciones, ellos se revelaban como un efecto distorsionante, una bilocación oculta del que pocas organizaciones tenían noticia. Todo ser consciente percibía el miedo al doppelgänger, la aberración, un miedo psicológico primitivo al fin de la vida ante un ser que tome el lugar de uno mismo, el duplicado.