Es esencial y lo he estado posponiendo por un legítimo motivo: No se me da especialmente bien. No me gusta. Yo soy más de estructura, y sin embargo el personaje es el origen de la historia, en torno al cual deben crecer el resto de elementos.
Sin personaje puede darse narración, no es necesario un único personaje sobre el que gire toda la trama, ni siquiera es necesario un personaje (“Koyaaniskatsi”) pero es muy gratificante que existe y que la historia recaiga en sus andaduras. El espectador, el jugador (de videojuegos, sí) o el lector, agradecen que sigamos a un sujeto en sus situaciones, aventuras y percances.
En este sentido, como se aplica en cualquier producción audiovisual, todo personaje es su conflicto y cuanta más tensión exista entre sujeto y conflicto, mejor. Tanto por su confrontación con situaciones o deseos de otros, como por ser una ambición dañina en si misma, para un guionista no tiene precio: nos aporta un conflicto.
Motivación (Objetivo – algo que haga que se mueva) La gente no tiene porque conocer su motivación. PERSONAJE – MISIÓN Hay que tensar al máximo la motivación, hasta donde sea capaz de llegar. El objetivo ha de generar tensión. El objetivo define al personaje. ¿Qué quiere conseguir? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuál es su escala de valores, que cosas aprecia por encima de otras? ¿Qué hay en la cumbre de sus valores? ¿Qué quiere por encima de todo? ¿Por qué actúa?
No debes ponerte en lugar del personaje, sino que debes dejarle reaccionar como él lo haría.
“Quien
evita el fracaso, evita el éxito”
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