La apariencia


La naturaleza de la imagen está cambiando. Lo visual es más volátil que nunca y sin embargo no ha perdido su estatus de verosimilitud, su garante de fiabilidad, de real, cuando ya no lo es.

Ante las nuevas tecnologías que pueden simular la realidad, ante la capacidad de generar ilusiones arguméntales y técnicas, la apariencia esta más que nunca carente de verdad. Pues la abstracción generada por los medios y en la que la población vive imbuida es un simulacro dentro de un simulacro.

Antes se necesitaba de la realidad para constituir simulaciones de realidad. Ahora que la materia no es necesaria se plantea la verdadera naturaleza de la apariencia. Los sentidos. El conocimiento. La percepción.

Las limitaciones por las que aprehendemos y conocemos son las que nos definen. Todas nuestras obras son resultado de cómo conocemos y como pensamos. El ser humano, incluso la matemática, la física y las ciencias del hombre que tanto valor de objetividad tienen no son más que proyecciones de la estructura de nuestra mente, nuestra forma de conocer, con sus fallos y fortalezas.

¿Cual es entonces nuestra propia naturaleza si ni siquiera la experiencia de la realidad necesita de la realidad?

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