Cuanto
mejor antagonista, mejor relato. El bueno con un lado oscuro y el malo con
mucho atractivo. Por eso vemos al malo acariciando a un perro, le aporta
profundidad.
A
la hora de escribir es conveniente no juzgar a los personajes. Ser paternalista
es una de los elementos que más suele rechazar el espectador, no nos gusta que
nos digan las cosas directamente, es mucho más divertido sugerir.
El
objetivo es intentar apartarse del personaje (bueno o malo) para verlo con
distancia, sin proyectar estereotipos de bondad o vileza (a no ser que ese sea
el objetivo – vg: humorístico)
Lo
coherente es dar humanidad a la maldad.
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