Sus cuerpos envejecidos, ajados de tiempos y sus
mentes devencijadas de dolores.
Sus mentes jóvenes, llenas de poderes y sueños sin
control, son ahora una sombra triste.
Machacados por una realidad que no está preparada
para recibirles.
Un tiempo y un lugar que no son los suyos, son de
otros, son de los muy anteriores, los mezclaros, los pasados, los no futuros.
Necesitamos preparar la realidad para recibir a los
futuros.
Los niños futuribles, los futuribles en potencia,
los seres potenciales, los corazones ardientes sin límites.
Los que andan descalzos sin miedo.
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