(…) ”
Bueno, pues ahí estaba yo…con dieciséis añitos, sin que me hubiera besado nadie
y muriéndome por hacerlo, pero todos los solteros disponibles, o eran unos
babosos impresentables, o unos gilis…
-
Un momento, ¿de verdad no te habían besado?
-
No es eso…quería decir que técnicamente seguía siendo virgen.
-
¿Habías hecho algo antes con algún chico?
-
¡Prácticamente de todo!
El
caso es que había un tío de último curso llamado Allen Weinstein. Era un tío
hippie bastante callado que fumaba un montón de hierba y le gustaba el reggae
(algo de lo más plasta), pero a Dios gracias, ¡no los Grateful Dead!
Era
super rico y bastante raro. Nos liamos en una fiesta…el tipo me gustaba porque
se pasaba el día demasiado ocupado hablando de su filosofía contracultural (que
por cierto, era de lo más chorra) como para perder tiempo con chicas…tú ya me
entiendes. Después de la fiesta nos fuimos a su casa. Empezamos a ir todos los
días hasta las cinco, hora que volvía su madre. Una comecocos sonada que lo
tenía de lo más confundido…yo creo que por eso se había metido en toda esa
mierda hippie…porque odiaba a sus padres ricos. A las dos semanas lo habíamos
hecho todo menos follar. Siempre nos parábamos ahí. Yo esperaba que él me presionara,
pero no lo hizo nunca. El caso es me dije que ya era el momento.”
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