(…)
“En una puta montaña.
Y ese
editor ignorante, labigordo, malvado y putero, me llama y:
- ¡¿
La palabra contrato te dice algo, Spider Jerusalem?!
Tenía
un día algo paranoide, sobre todo porque la sacerdotisa local del otro lado del
río había vuelto a clavar hurones muertos en mi puerta.
-
¿Contrato? Nunca lograrás que un asesino a sueldo suba aquí para matarme…los
cabrones de ciudad no podéis respirar si hay oxígeno en el aire.
-
¡No! Hablo de tu contrato. Nos debes dos libros. Spider, te pagamos el anticipo
hace cinco años, por Dios.
-
Ah…¿Contrato? No sé nada de contratos.
Mentí,
pero era inútil. El putero me había pillado. El dinero ya me lo había pateado,
y el material y las armas que compré con él, lo había canjeado por drogas,
comida y televisión por cable. La verdad, pintaban bastos.
-¡¿Sabes
algo de pleitos?! ¿Sabes que te puedo embargar si no escribes esos libros?
Seguro que puedes hacerlos en un año, uno sobre política y el otro de tema
libre, lo dice el contrato. Y los dos sabemos que no puedes escribir sobre
política a distancia, así que nos vemos el lunes en la oficina, ¿eh?.-clic-
Decidí
estar deprimido una temporada. Tenía que bajar de la montaña. A la ciudad.
He
desconectado los campos de minas y las armas inteligentes. Por primera vez en
cinco años no hay nada amenazador en mi jardín. Cinco años disparando a fans y
vecinos, comiendo lo que cazaba, bombardeando incautos. Cinco años viviendo
absolutamente solo. Cuando me vaya, los sistemas de seguridad se reactivarán, y
se armará la bomba de ébola bajo el water.”
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