Qué
bonita era mi camisita blanca, toda limpia. No como aquella otra vez cuando
tuve el desliz y se puso todo perdido. La policía, los llantos y el crujir de
dientes, las caras serias, palabras extrañas y miradas acusadoras. Preguntas,
miles de preguntas y el silencio aprisionador. Y luego correteando por
pasillos, ascensores y salas cristalinas, con olor antiséptico. Para terminar
de nuevo con mi camisita blanca, esa camisa blanca blanquísima de brazos largos
larguísimos que me tranquilizaban en espirales alrededor y no me permitían
tener ninguna libertad de movimiento.
Argumentos, narrativa, técnicas, estructura... artículos sobre el arte y cultura del guión de cine, televisión, internet, poesía y cómic.
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